miércoles, 24 de febrero de 2010

George, George de la selva

¿Han visto esa película? Es más o menos la historia de tarzan, solo que George no es precisamente el ser humano más brillante que existe; es más bien torpe y olvidadizo, pero siempre se me hizo muy lindo.

Total… todo esto viene porque quiero hablar sobre alguien que conozco. Se llama Jorge y, aunque nunca se lo he dicho, siempre me recordó a George de la selva: es igual de torpe, pero también es harto lindo.

Jorge y yo salimos algunas veces. Una fiesta con mis amigos, una salida al cine, alguna cena… nunca fue nada serio y no duró más de 2 meses. La última vez que nos vimos llegué a la conclusión de que Jorge era demasiado extraño para mí… es decir, decía y hacia cosas que me dejaban con cara de WHAT? Deje de buscarlo y él hizo lo mismo (¿quizá pensó lo mismo que yo?)

Desde ese día pasaron casi dos meses. Ayer fue su cumpleaños y, justamente cuando pensaba en ello, recibí un mensaje suyo: PODEMOS VERNOS HOY? QUIERO PLATICAR. Esas palabras dejan intrigado a cualquiera… ¿qué podría ser? ¿Olvidó algo en mi casa? ¿Quiere insultarme por haberlo olvidado? ¿Estaba embarazado? Las posibilidades eran muchas y se negó a darme un adelanto. Tendría que esperar hasta la hora acordada para nuestra cita

Durante todo el día el chisme me mataba, hice toda clase de teorías y busque la opinión de un par de amigos… hasta que por fin llego la hora: Jorge estaba en la puerta de mi casa. Nos sentamos en el comedor, yo hacía tarea y en realidad no ponía mucha atención a las tonterías que empezamos a platicar; la escuela, los trabajos, su cumpleaños, el mío… y entonces empezó su cruzada para conseguir su ultimo regalo de cumpleaños del día…

Me saltaré la parte emocionante. Solo diré que da muy buenos masajes, pero no cedí. Mi pretexto fue que tengo novio… aunque, muy en el fondo, la verdadera razón era que Jorge es malísimo para coger. Yo cada vez me sentía más incomodo y trataba de desviar la plática hacia otro tema; pero entonces paso algo muy extraño...aun ignoro porque nos abrazamos… pero en ese momento Jorge empezó a llorar.

Durante minutos, que yo sentí como horas, Jorge lloro en mi hombro mientras me abrazaba como si el mundo estuviera a punto de terminar. Lejos de sentirme molesto o incomodo me sentí increíblemente preocupado por él. Lo único que hacía era pedirme perdón y decirme que necesitaba desahogarse. Yo quería hacer algo para ayudarlo, pero nunca me dijo cual era la verdadera razón de su llanto… porque es evidente que nadie lloraría por no poder conseguir sexo (bueno, quizá sí, pero no creo que fuera el caso). El abrazo se convirtió en algo extraño, algo que me conmovió profundamente y, quizá por un momento, me ayudo a sentir lo que estaba sintiendo Jorge.

Después de un largo abrazo, ayudarlo a calmarse y unas cuantas palabras finales, Jorge se fue de mi casa. Yo volví a mi tarea, pero mi pensamiento seguía con él… ¿qué significaba eso? ¿Sentía lastima por él? ¿Mi nivel de empatía había ido demasiado lejos? ¿Estaba francamente preocupado por alguien que me importa? Todavía no lo sé, pero de una forma u otra es una anécdota que difícilmente voy a olvidar. Solo por eso valía la pena ponerla en palabras…

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